You are using an outdated browser. For a faster, safer browsing experience, upgrade for free today.

Capítulo I: Introducción

En el 2010, mientras realizaba trabajo de campo en la península de Nicoya de Costa Rica con la Dra. Susan Schwartz de la Universidad de California en Santa Cruz (UCSC), durante la instalación de instrumentos de la red del Sistema de Monitoreo Geodinámico de Nicoya (SISMOGENICO), ella me comentó sobre la propuesta que había remitido a la Fundación Nacional de Ciencias de los Estados Unidos para instrumentar el glaciar de Whillans en la Antártida. Aquello me sonó como una gran aventura científica y, a pesar de conocer parcialmente lo que significa logística y económicamente la participación en cualquier expedición a la Antártida, no dudé en ofrecerle toda mi ayuda para ese proyecto, en caso de que fuese necesaria. Mi ofrecimiento fue una reacción de cortesía típica de las que se hacen para mostrar interés y darle continuidad a la conversación, sin siquiera pensar en ese momento que se podría dar esa posibilidad.

Un año después, cuando también hacía trabajo de campo en Nicoya, compartí con el Dr. Jacob (Jake) Walter, quien en ese momento era estudiante de doctorado en UCSC y que se preparaba para ser parte de otra expedición de instrumentación geofísica en la Antártida. Las conversaciones que tuvimos me hicieron recordar el proyecto que me había comentado Susan y aproveché, una que otra vez, los múltiples correos electrónicos que intercambiaba con ella (relacionados con el trabajo de investigación que hacíamos en Nicoya para la anticipación del terremoto de Nicoya, que ocurrió el 5 de septiembre de 2012) para introducir “una cuñita” sobre mi interés en participar en su proyecto en Antártida.

En marzo del 2012 recibí un correo electrónico de la Dra. Schwartz en el que me preguntaba si aún estaba interesado en apoyar su proyecto de investigación; la respuesta fue un inmediato y claro sí. Ella necesitaba instalar alrededor de 20 estaciones sismológicas en la Antártida, del mismo tipo que operábamos en Nicoya, pero ella no podía ir a la Antártida ese año.

Inicié, entonces, todos los trámites internos en la Universidad Nacional de Costa Rica (UNA), así como los exámenes médicos, clínicos y físicos que debía pasar para poder certificarme para trabajo en ambientes extremos. Intercambié múltiples correos electrónicos con Jake Walter para solicitarle información sobre cómo debía prepararme y qué recomendaba que debía llevar. Ordené por internet los anteojos de sol polarizados y personalizados con mi prescripción, botas especiales con botín interno, balaclava y ropa interior (camisetas y “calzoncillos de manga larga”). Pasé todas las pruebas y viajé a la Antártida, por primera vez, a finales del 2012. Estuve ahí un mes e instalamos exitosamente la red. Volví en el 2016 a recolectar datos y a desmantelar la red para devolver la instrumentación.

El mismo día que inicié el primer viaje, comencé a compartir imágenes y textos en mi página de Facebook™ “Marino Protti” (https://www.facebook.com/marino.protti.3), principalmente para mi familia, pero desde el primer post, por la reacción positiva de la familia, de muchas personas amigas y por la necesidad mía de interactuar, lo comencé a asumir como un compromiso. Fue una bola de nieve, de la cual obtenía apoyo nunca imaginable de gente tan linda, por lo que ya sentía que no podía ni fallarles a ellos ni a mí mismo. El interactuar con la gente vía Facebook™, no solo me ayudaba a mantener una moral alta y a no deprimirme en momentos en que las cosas no funcionaban nada bien, sino que mantener esa bitácora en esa red social fue una forma de mantener un registro permanente, con mis impresiones inmediatas del momento, de lo que vivía; desarrollé, así, un registro escrito que luego podría compartir con más personas.

Fue también esa necesidad de compartirlo con más personas, y sobre todo a solicitud de algunas de ellas que me seguían en Facebook™, que acepté la sugerencia de reunir esos relatos en un libro; y aquí está, aumentado con más información sobre la Antártida y con respuestas a aquellas preguntas que me hicieran durante la expedición y que no había podido contestar. A mediados del año 2018 bajé todos los comentarios que aún quedaban en Facebook™. Supongo que entre el 2013 y el 2018 algunas personas ya habían borrado comentarios o habían abandonado esta red social. Al trabajar en la edición de este libro decidí poner un aviso en mi página de Facebook™, en la que compartía la bitácora y solicitaba la autorización de los seguidores para incluir sus comentarios aquí. Como la respuesta fue muy poca (solo 10 personas respondieron), decidí enviar mensajes individuales por Messenger™ a las restantes 390 personas que habían comentado. Aunque fue una labor cansada, porque mucha gente ha cambiado su nombre en Facebook™ y algunas personas ya no aparecen, lo creí necesario. Como algunas personas que comentaron mi bitácora tristemente ya partieron, tuve que contactar a sus familiares y todos los que respondieron, lo hicieron en forma positiva. Realmente este esfuerzo valió la pena. Sorprendentemente 224 respondieron positivamente y nadie respondió negativamente. Luego de mucha reflexión, y tras considerar que muchas personas que aún están activas y mantienen sus comentarios, por estar tan ocupadas o no revisar con frecuencia Messenger™, quizás no llegaron a leer mi solicitud, decidí, por respeto, no incluir sus comentarios. Decidí mantener los comentarios que había bajado de Facebook™ en el 2018 y que ya no aparecen publicados ahí, pero en forma anónima y numérica. Mantengo un registro de a quién corresponde cada anónimo numérico, por si llegara a producirse una reimpresión o segunda edición de este libro y algunas de esas personas quisieran dejar el anonimato. Igualmente, si esa oportunidad se presenta, me gustaría incluir los comentarios de aquellas personas que no pudieron responderme y que, por lo tanto, no fueron incluidos en este libro. Esta sería otra oportunidad para que me respondan si dan su consentimiento. A continuación, listo el nombre de esas personas que hicieron comentarios durante mi expedición a la Antártida en enero de 2013 y quienes no tuvieron oportunidad de responder a mi solicitud de permiso. La lista está en orden alfabético por el primer nombre y se respeta la escritura tal y como aparece en Facebook™.

Acuña Freddy (Freddy Acuña López), Adilia Paniagua, Adriana Carpio Perez, Alejandra Vargas, Alexis Abarca, Alfredo Garrido Hidalgo, Ana Grethel Ramirez Rodriguez (Pallino Ramírez Villegas), Ana Quintero Vargas, Ana Vanessa Villarreal Vargas, Andrea Carmona Soto, Antonio Mora (Manuel-Antonio Calderón-Mora), Armando González Vindas, Bernal Bonilla, Bosai Santa Teresa (Comite Emergencias Santa Teresa), Carla Acedo, Carolina Carrillo Artavia (Caro Carrillo Artavia), Carolina Medina Umaña, Comité Auxiliar Crc Miramar (Comité Cruz Roja Miramar), Cristina Garita Borges, Cynthia Segura, Damián Arroyo, Edda Delgado Zamora, Eduardo Ceregatti Madrigal, Eduardo Protti, Efren Quesada Arce, Elizabeth Jimenez Arce, Emilia Maria Lopez, Emma Peñaranda, Erik Asphaug, Fernando Isaac Bermúdez Acuña, Fran Hernandez (Fran Pelón), Franklin Arroyo, Ginette Garcia, Gino Delgado, Grettel Murillo, Guille Hernandez Salimbene, Irene Jara Ocampo, Jeffrey Rees, Jorge Manuel Sanchez Camacho, Jorge Quirós, Jose Eduardo Calvo, Jovel Soto, Karla Auxiliadora Gutierrez Ortiz, Kattia Alpizar Navarro, Laura Medina Villegas, Leidy Jimenez Dalorzo, Ligia Vargas, Lilliana Jara Guillen, Lleka Kastillo (Jeka Castillo), Lourdes Espinoza Rojas, Luis Eduardo Araya S, Luis Enrique Loría Sáenz, Luis Granados Vega, Lujia Feng, Luli Solé, Marcia Sanchun, Marco González Salas, Marco Saenz, Marco Uba Rivas, María Fernanda Durán Moraga, Mariana León Amor (Mariana Brühlmann-Liebi), Maricela Castro Carballo, Marilyn Marshall Weiss, Mauren Sanchez-Campos, Mayela Gamboa Castro, Mayra Abarca, Mily Segura, Monica Jimenez Campos, Nidia Perez, Nieves Oses Lobo, Norma Villalobos Villalobos, Norman Odio, Omar Briceño, Oscar Salazar Hernandez, Patricia Chavarría Román, Patry Zamora, PriYes AlRo (Jeze Alv), Rafaael Angel Campos Zumbado, Randall Alvarado Delgado, Raphael Campos Pessoa, Raquel Granados Aguilar, Ricardo Estrada, Ricardo Valverde, Rodrigo Del Potro, Rosario Garita, Ross Blaufarb, Sandra Espinosa Bonilla, Silvia Arias, Silvio José Calderón Montero, Steph Rey = Stephannie Rey (Stephannie Solano), Susan Kelly, Tavo Villegas, Toni Arguello G, Valeza Villalobos Corella, Víctor Julio Sancho Rojas, Xinia Arguedas, Xinia Castillo Bolívar, Xinia Consuelo Rojas Rojas, Yami Zelaya, Yansy Ca Rmos. A todas estas personas, mi eterno agradecimiento.

Anteriormente, las bitácoras de las personas exploradoras habían sido leídas solo después de sus expediciones, lo cual alejaba a quien las escribía de sus lectores. Al no saber qué de lo que se registraba podría ser interesante, se perdía la oportunidad de extender esa información y entonces podían no quedar registradas. La oportunidad que ahora brinda Internet y las redes sociales permite que las bitácoras sean enriquecidas con los comentarios de sus lectores en tiempo cuasirreal y se dé una interacción directa entre quien vive la experiencia y las personas con quien se comparte. Es así como este libro podría representar un nuevo género literario, al convertirse en una crónica interactiva. Una gran ventaja de una bitácora interactiva como esta, realizada en Facebook™, es que queda abierta y cualquier persona que no siguió el día a día de la expedición, al leer este libro, podrá entrar a esa red social y contribuir con sus comentarios en cualquier momento.

En este libro solo incluyo la memoria de la primera expedición del 2013. Pero mantengo los registros de la segunda expedición del 2016 en caso de que surja algún interés en su publicación.

Las dos expediciones a la Antártida que realicé coincidieron con mis estudios de Maestría en Relaciones Internacionales y Diplomacia en la Universidad Nacional. Fue así como decidí escribir mi tesis de maestría (Protti, 2018) con el reto de lograr resolver una enorme contradicción: bajo la protección del Tratado Antártico, la Antártida es un continente para la paz, la conservación y la investigación, reflejos de nuestro país y banderas de la política exterior de Costa Rica; pero Costa Rica no era parte del Tratado Antártico. Me siento satisfecho de haber cumplido ese reto y que ese trabajo de tesis sirviera para que eventualmente, en abril de 2022, la Asamblea Legislativa aprobara la adhesión de Costa Rica al Tratado Antártico y que el 6 de mayo de 2022, el presidente de la República, Carlos Alvarado Quesada, firmara la ley N° 10266. A la firma del presidente siguió la publicación del decreto N° 43614-RREE en la Gaceta y el depósito en Washington del instrumento de adhesión. Es así como Costa Rica quedó adscrita al Tratado Antártico, como parte no consultiva, a partir del 11 de agosto de 2022. Aprovecharé parte del trabajo de redacción que me llevó preparar mi tesis de maestría, para reproducir aquí algunos párrafos de ese trabajo académico.